Visita Bodegas Fundador.

20.12.2019

"Añoranzas de un eterno Domecq"

Bodegas Fundador, con los cascos bodegueros más antiguos de España y de los más antiguos del mundo. En el Marco de Jerez fue la primera bodega en funcionamiento desde el año 1730. En este año pertenecía en su origen a D. Pedro Domecq Lustau, comerciante que viajó a Jerez desde Francia. Esta bodega nació con el nombre de Fundador tras el descubrimiento, casi por accidente, de la bebida que iba a llevar su nombre, el brandy Fundador. Alcohol destilado de vino de jerez iba a viajar a Holanda cuando, a la tercera bota para exportar, los holandeses decidieron que no tenían fondos para adquirirla. Este excedente se almacenó en botas que habían envejecido anteriormente vinos de jerez, y al paso del tiempo se dieron cuenta de que era un licor que había cambiado su composición organoléptica, el cual se empezó a comercializar. Con el paso del tiempo, y hasta hoy, la empresa ha ido adquiriendo varios dueños, hasta que hace unos diez años la adquirió un empresario filipino, el cual llamó al grupo de empresas, Grupo Emperador. Hoy en día este grupo se cubre de empresas como Harveys, antiguo Garvey; Terry, procedente del Puerto de Santa María; y las marcas propias de Domecq bajo el nombre de Fundador. Entre sus marcas más conocidas podemos encontrar el Brandy Terry o el vino más vendido del mundo, el Cream Fundador.

Visita guiada, casi en exclusiva, por todo el complejo bodeguero visitable y una cata de dos vinos y un brandy (algo escasa si tenemos en cuenta las demás ofertas de las bodegas del Marco por 12€). Al entrar en el recinto, notamos cabida cuenta del toque extranjero dirigido hacia la venta in situ, organizado todo de tal forma para que la experiencia recorriera desde la visita, pasando por la sala de catas, y salir sin olvidar pasar por la tienda, ya que para salir del recinto tenías que cruzarla. Todo adaptado y dirigido a que el que pase por la visita guiada tenga todas las facilidades para adquirir un producto de la casa. Con la referencia de bodegas visitadas anteriormente, denoto una tendencia generalizada en este tipo de prácticas, cada vez más comunes. Una vez comenzada la visita nos dirigieron a la salida para cruzar la calle y poder ver una de las bodegas más antiguas y grandes de Fundador, llamada esta La Mezquita. Bodega espectacular, inmensa, con más de seis mil botas. Parecido más que razonable con la arquitectura de la mezquita. Arcos muy altos, techumbre a dos aguas en diferentes segmentos, vigas de madera, y numerosas ventanas que rodeaban toda la construcción. Tengo que decir que me llevé una grata sorpresa del sitio. Un detalle curioso es la subida a un tipo de mirador que hay dentro de la bodega, de donde se puede apreciar mejor la arquitectura del recinto, muy curioso.

La visita siguió ya dentro de donde se encuentra la sala de catas y la tienda. En ese recinto nos paseamos por diversas bodegas de menos tamaño, pero más antiguas que la anterior. Una de las más antiguas, El Molino, donde en sus inicios se realizaban trabajos de producción aceitera, contenía un molino de aceite, de ahí su nombre. En sitios del mismo recinto nos explicó el proceso de elaboración de los vinos del Marco, los diferentes productos de la casa Fundador, los países a los que exportan sus productos, y demás detalles comunes a todas las visitas que podamos realizar en otras bodegas. Al igual que en las Bodegas Osborne, con referencia al icono del Toro, en Fundador han dedicado un espacio a la historia de su bodega, con una parte llena de objetos relacionados con el caballo, ya que, comentado anteriormente, Fundador adquirió los derechos de explotación de Terry, casa muy vinculada con el mundo del caballo. Allí pudimos ver carruajes de épocas anteriores, que pertenecieron a la familia Terry.

En el mismo museo se explican las tonalidades de cada vino en función del tipo de envejecimiento, uva utilizada... Pudimos ver y oler algunos de los vinos de la amplia gama de esta casa. Detalle que nos llamó la atención, y conociendo las propiedades de un VORS, fue la poca capacidad en olfato que nos ofrecían los VORS de la casa Fundador. Por otra parte, agradable el Amontillado de Harveys. Una vez realizado todo el recorrido, más que generoso en distancia, nos dirigieron a la sala de catas, contigua a la tienda. Allí catamos el fino Harveys (del que me parece más bonita la botella que el contenido), el Cream más vendido del mundo, en formato "coctel" (con un hielo y una naranja); y en mi caso el amontillado Harveys. Este último, para mí, de buena calidad, aunque el precio un poco elevado (17,95€), si lo comparamos con otros amontillados del Marco en precio y calidad. Por último, nos ofrecieron una copa de brandy, simplemente agradable.

En general, una visita a la altura de las expectativas, muy bien guiada y explicada y con unos rincones que merecen la pena recorrer. Merece la pena una vez terminada la visita en su conjunto, salir por el restaurante que pertenece a la bodega para ver de qué forma está inmersa la construcción en los antiguos cascos y calles bodegueras. Entramado arquitectónico y callejero ligado a la historia de Jerez desde los tiempos de Sherish, donde se mezclan las modernas construcciones con esa piedra vista de la antigua muralla que rodeaba la ciudad. 

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